sábado, 30 de mayo de 2009

Hay hombres


Hay hombres

que deberían tener montañas

para eternizar sus nombres.


Las lápidas no son lo bastante altas

ni verdes,

y los hijos se van

para perder el puño

que la mano de sus padres parecerá siempre.


Yo tuve un amigo:

vivió y murió en absoluto silencio

y con dignidad,

no dejó libro, ni hijo, ni una amante que le llorase.


Tampoco es esto una canción de duelo

tan sólo el nombramiento

de esta montaña por la que ando,

fragrante, oscura, y delicadamente blanca

bajo la palidez de la niebla.

A esta montaña le pongo su nombre.


LEONARD COHEN, de "The Spice-box of Earth" (1961)

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