sábado, 20 de mayo de 2017

Historia del rock progresivo


Un solo de teclado ahí

Si cada género o corriente musical puede resumirse a un puñado de ideas comunes, de clichés para el trasiego de periodistas y encargados del marketing de sellos discográficos, el rock progresivo, ese subgénero del rock que nació entre mediados y finales de la década del sesenta en el Reino Unido, derramándose luego por otras partes del mundo, genera no pocos problemas. Resumir el prog a las obras de tres bandas emblemáticas del género como Yes, Genesis o Emerson Lake and Palmer es tan peligroso como evocar, ante su mera mención, la idea de álbumes conceptuales o virtuosos y extensos, muy extensos, solos de teclado.
En el primer tomo de Vendiendo Inglaterra por una libra. Una historia social del rock progresivo británico, Norberto Cambiasso adensa la trama del género con un apabullante estudio sobre las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales en la que el prog comenzó a leudar para luego crecer, manifestarse en toda su plenitud y, claro está, decaer. En el primer tomo de su magistral estudio, Cambiasso no deja frente sin cubrir; el soporte documental es impresionante: parece ser que leyó cuanto libro, artículo, reseña y pasquín barrial se escribió sobre el tema; rescata del más ignominioso olvido la voz de periodistas y editores que se refirieron al asunto en su momento y arroja nueva luz sobre bandas tan olvidadas en el presente que su simple pronunciación desafía al melómano más constante (Rainbow Ffolly, Deviants, Sunforest, entre muchísimas otras).
Conocedor y degustador del género, Cambiasso nunca cae en la obsecuencia o en la adulación –el eterno problema de los biógrafos de estrellas musicales–, no dudando en enfrentar a hachazo limpio a, por ejemplo, Paul Hegarty y Martin Halliwel, autores del imprescindible Beyond and Before: Progressive Rock since 1960s, quienes ensalzan, con justeza según la humilde opinión de este escriba, el carácter pionero de ese maravilloso álbum conceptual de The Moody Blues, editado en el mes de noviembre del luminoso año del Señor de 1967: Days of Future Passed: “El relato canónico procura demostrar que esa combinación un tanto forzada de poesía ampulosa, armonías vocales, un pop de bajas calorías, arreglos orquestales dignos de un film de Doris Day y un mínimo esqueleto conceptual determinaría los pasos futuros del rock sinfónico”.
Este primer volumen de la historia del rock progresivo que emprende Norberto Cambiasso arranca con el análisis detallado de dos discos claves en la transición de la psicodelia a lo que luego pasaría a definirse como prog: el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, aparecido en junio de 1967, y el The Piper at the Gates of Dawn, de Pink Floyd, que viera la luz dos meses más tarde. Si la figura –la obra, la impronta, la genialidad– del malogrado Syd Barrett se constituye en protagonista del inicio mismo de la historia del rock progresivo que emprende Cambiasso, su presencia (o ausencia) se torna elemento determinante para comprender el derrotero de Pink Floyd a partir de A Saucerful of Secrets (1968), álbum editado un par de meses después que el autor de la maravillosa ‘Astronomy Domine’ se viera obligado a abandonar el grupo. ‘Hanging on in quiet desperation: Pink Floyd y la vía inglesa al declinismo’, el capítulo sexto de Vendiendo Inglaterra… conforma un verdadero tratado sobre la conversión que emprendió la banda artífice de The Wall tras la salida de Barret, o de cómo Roger Waters y compañía comenzaron a elaborar “cuidadísimas catedrales de sonidos que abarcaban álbumes completos y los situaban en las antípodas de aquella irreverencia e improvisación de sus inicios, cuando por una breve temporada supieron convertirse en los adalides sónicos de la ‘sociedad alternativa’”. Otros dos sendos capítulos, también abrumadores en soporte argumental y capacidad argumentativa, le dedica Cambiasso a Yes y Emerson, Lake and Palmer.
De consulta obligatoria para amantes del rock a secas, pródigo en anécdotas y datos precisos para cultores del prog y de lectura amena para cualquier interesado en los fenómenos culturales del siglo XX, esta primera entrega del estudio emprendido por Norberto Cambiasso sobre el rock progresivo se lee con deleite, impulsado por una prosa precisa y cuidada, no exenta de humor y de una cuota justa de irreverencia.
Martín Bentancor




Vendiendo Inglaterra por una libra. Una historia social del rock progresivo británico. Tomo 1’, de Norberto Cambiasso. 396 páginas. Gourmet Musical, Buenos Aires, 2014.

-Publicado en semanario Brecha el 19/V/2017.


Nietzsche en Uruguay


Lecturas fermentales

Hubo una época en la que Uruguay –esta construcción política, geográfica y cultural que por convención y comodidad llamamos país– supo tener un verdadero bastión en sus intelectuales, término tan ambiguo y manoseado por la inteliguentsia cultural, que tiende a unificar en el mismo espacio a diversos pensadores de la realidad social en cualquiera de sus formas. Alrededor de cien años atrás, nombres como José Enrique Rodó y Carlos Vaz Ferreira, por nombrar solo a dos de los más encumbrados, se hacían sentir desde la academia, la prensa, los debates públicos o las páginas de sus propios libros, con un ojo siempre atento a lo que ocurría allá afuera (Europa, Estados Unidos) pero sin perder de vista la realidad local. 
Nietzsche en Uruguay, 1900-1920. José Enrique Rodó, Carlos Reyles y Carlos Vaz Ferreira, el flamante libro del doctor en Filosofía Pablo Drews (1979) se propone y cumple con creces el cometido expresado en el título: identificar, analizar y comprender cómo las ideas del autor de Así habló Zaratustra llegaron, influyeron y permearon las obras de los tres intelectuales uruguayos.
Hay, para empezar, una interesante decisión sobre el terreno de estudio, pues Drews opta por centrarse en las ideas de tres intelectuales muy diferentes entre sí, que pasaron a la posteridad con improntas muy particulares: José Enrique Rodó, un hombre culto y refinado, apegado a la tradición grecolatina, autor de Ariel, un texto cada vez menos citado y mucho menos leído en este corroído presente de líquida materialidad; Carlos Reyles, el escritor estanciero, siempre atento a la técnica y a la modernización, que escribía sus novelones mientras embarcaba las vaquillonas y que se coloca en las antípodas de Rodó; y Carlos Vaz Ferreira, esa figura inclasificable dentro de cualquier sistema de pensamiento, interesado e informado de todo, cuyo fantasma suele rondar el lúgubre edificio de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, entre la calles Uruguay y Paysandú, preguntándose por qué todo terminó así.
Rodó, Reyles y Vaz Ferreira, nos dice Drews, leyeron a Friedrich Nietzsche a su manera, en el original o traducido, subrayando las ideas más innovadoras o revulsivas que el germano fue elaborando a lo largo de su prolífica obra hasta el tristemente célebre momento en que salió a defender a un caballo castigado por un cochero en la Piazza Carlo Alberto de Turín y, desde allí, solo le quedó la pared acolchada.
Para comprender cómo, por ejemplo, Rodó y Reyles leyeron a Nietzsche, Drews comienza por contextualizar cuáles eran los debates instaurados en aquel fin de siglo diecinueve e inicios del veinte, como la cuestión de la raza, la identidad y la tensión establecida entre el elemento anglosajón y el elemento latino en el mundo occidental. Para llegar a la interpretación que los intelectuales uruguayos realizaron de Nietzsche, el autor hurga en la serie de lecturas que todos ellos compartieron, desde la intensa producción científica, literaria y filosófica del fin de siglo francés (de Hippolyte Taine a Gustave Flaubert, de Paul Bourget a Pierre Loti) al preciso libro En qué consiste la superioridad de los anglo-sajones (1897), de Edmond Demolnis, que encontraría a un importante lector y defensor en Carlos Reyles, ante las convulsiones que el mismo texto debe haber generado en José Enrique Rodó y la construcción de su paradigma cultural humanista. Sobre toda esta tensión latente en el pensamiento intelectual de aquellos años, se alza el aura inevitable de Nietzsche, que los autores locales fueron absorbiendo, analizando y, en el acierto o el error, asimilando a su propio sistema de pensamiento.
Un caso más complejo es el de las lecturas del filósofo alemán que realizara Carlos Vaz Ferreira, a quien Drews le dedica más páginas en su libro. Es interesante el apunte de que ya en el año 1908, un entonces joven profesor Vaz Ferreira recomendaba a sus alumnos, como libros ‘fermentales’, La gaya ciencia (1882) y El viajero y su sombra (1880). En Vaz Ferreira, Nietzsche llega para quedarse y, como señala Drews, “la primera influencia nietzscheana en el filósofo uruguayo es, sobre todo, la enseñanza de un modo de pensar, que unido a la belleza de la forma constituye, por así decirlo, la genialidad de su pensamiento y su sentido crítico”.
De lectura amena, con un impresionante soporte documental y con una prosa límpida y precisa, siempre al servicio de la argumentación, Nietzsche en Uruguay, 1900-1920… no se limita al corte histórico señalado en su propio título, sino que irradia, por obra y arte de sus autores y del siempre vivo pensamiento nietzscheano, una profunda fuente de luz que alcanza a este deslavado presente que habitamos.
Martín Bentancor




Nietzsche en Uruguay, 1900-1920. José Enrique Rodó, Carlos Reyles y Carlos Vaz Ferreira’, de Pablo Drews. 128 páginas. Ediciones Universitarias, Montevideo, 2016.


-Publicado en semanario Brecha el 28/IV/2017.