Una historia transversal
“En
marzo de 1917, el pintor modernista George Biddle, que vivía en Filadelfia,
contrató a una alemana de cuarenta y dos años para hacer de modelo. Ella se
presentó en su estudio y Biddle le dijo que quería verla desnuda. La modelo se
abrió la gabardina escarlata. Debajo, estaba desnuda salvo por un sujetador
hecho con dos latas de tomate y una cuerda verde, y una pequeña jaula para
pájaros que contenía un canario con aspecto apenado y que llevaba colgada del
cuello. Además de esto, sus únicas prendas de
vestir eran unas anillas para cortinas, recientemente robadas de los grandes
almacenes Wanamaker´s, que le cubrían un brazo, y un sombrero decorado con
zanahorias, remolachas y otras hortalizas.
Pobre George Biddle, Ahí estaba, pensando que él era
el artista y que la mujer que tenía delante, la baronesa Elsa von
Freytag-Loringhoven, era su modelo. Pero con un único gesto la baronesa le
anunció que la artista era ella y que él no era más que su público”.
El pasaje citado,
proveniente del segundo capítulo de Historia
alternativa del siglo XX, del periodista, guionista televisivo y ensayista
inglés John Higgs, ofrece la clave de este libro particular, a medio camino
entre la divulgación y la compilación anecdótica, donde de forma rápida se
emprende un repaso a lo largo de una centuria especialmente convulsionada.
Para contar su
historia alternativa del siglo pasado, Higgs apela a una travesía que, si bien
está atada a una línea cronológica, no se ciñe enteramente a una linealidad de
manual, sino que avanza por terrenos poco transitados por la historiografía
oficial. Así, los nombres, los trabajos y la impronta que sobre el siglo
fijaron personalidades como Albert Einstein, Salvador Dalí, Alfred Hitler y Dwight
D. Eisenhower, se vinculan con personajes tan disímiles como el anarquista
francés Martial Bourdin, quien en febrero de 1894 se propuso volar por los
aires el Observatorio Real de Londres, explotando con su bomba casera unos
metros antes de llegar al blanco (el episodio inspiró la novela El agente secreto, de Joseph Conrad);
el matemático estadounidense John Nash y su trabajo sobre la ‘teoría de los
juegos’ (que explica, ente otras cosas, porque ante el eventual incendio
declarado en un teatro, se salvaría más gente de morir calcinada si todos
salieran de la forma más ordenada posible y no, como ocurre siempre, si prima
el egoísmo y todos pujan por salir primero) y el ingeniero soviético Sergei
Koroliov, figura clave en la llamada carrera espacial, que en 1938 cayó víctima
de la Gran Purga de Stalin, y tras pasar largos años en un campo de
concentración, donde le arrancaron los dientes a cadenazos, logró recuperar su
puesto en el andamiaje científico, convirtiéndose en diseñador de cohetes y en el
responsable de haber puesto el primer objeto en órbita, a saber, una bola de
metal de 58 centímetros de diámetro con cuatro largas antenas de radio,
denominado Sputnik I.
En su repaso
histórico, cargado de anécdotas y de datos curiosos, contados con un humor
socarrón, que en ocasiones se burla de determinadas ideas surgidas en una época
a la luz de cómo el tiempo las trató luego, John Higgs aspira a cierta
totalidad referencial que, en ocasiones, le juega en contra. Así, cae en
reduccionismos y verdades peregrinas, como cuando afirma que la práctica de
acudir a la Iglesia, a lo largo del siglo XX, en Estados Unidos, se convirtió
en una rutina de ancianos (en el capítulo llamado ‘El individualismo’) o como
cuando le cae con todo al posmodernismo, metiendo en una misma bolsa a la
arquitectura, la escultura y los videos musicales producidos en determinados
años. Sobre el particular, es una pena que el autor derrape cuando, al inicio
del mismo capítulo, propone y analiza la estructura del videojuego Super Mario Bros como una interesante
forma de entender el posmodernismo.
Iconoclasta en su
forma e irreverente ante las verdades de manual que ofrece la Historia Oficial,
ese relato que se va armando entre la academia y la prensa, constituyéndose en
agenda y en registro único de la verdad de la humanidad, permeado en las
últimas décadas por la aparición y el dominio de la red, Historia alternativa
del siglo XX es una obra más que atendible para comprender nuestro
descerebrado presente y para tomar recaudo del alarmante futuro que nos espera.
Martín
Bentancor
‘Historia alternativa del siglo XX’, de John Higgs.
Traducción: Mariano Peyrou. 353 páginas. Taurus. Buenos Aires, 2016.
-Publicado en semanario Brecha el 30/XII/2016.
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