domingo, 12 de diciembre de 2010

Releyendo a Nabokov (II): Lolita

Para Zinezen
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En el inicio de su novela más famosa, Vladimir Nabokov, que se había apoderado del idioma inglés –dominando incluso varios giros y construcciones propias del medioeste norteamericano-, presenta uno de los párrafos mejor logrados de los que escribiera en su segunda lengua. Allí, en la voz y en la pluma del protagonista Humbert Humbert (que ni la cara de espárrago de James Mason ni, mucho menos, el rostro de luto constipado de Jeremy Irons logran captar en la gran pantalla), asistimos al nacimiento de Lolita de la siguiente forma:

“Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul. Lo-lee-ta: the tip of the tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo. Lee. Ta.”

¿Cómo traducir al español la cadencia de esa frase que, además del evidente juego con el diminutivo de Dolores, plantea un registro musical que el propio Nabokov deja en evidencia con el viaje sonoro por la lengua? El gran traductor argentino Enrique Pezzoni (bajo el seudónimo de Enrique Tejedor) traduce así el párrafo inicial de Lolita para la edición de Sur realizada en 1959:

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes”.

Pese al esmero –y seguramente el goce que debe haber significado para Pezzoni hundirse en los laberintos idiomáticos, textuales y metatextuales de este libro del Ruso Mayor-, la cadencia y el ritmo desaparecen en la traslación. Imposible prolongar la segunda sílaba del nombre de la púber con la sonoridad del inglés (debido a la eliminación de la doble “e”) y mucho más difícil aún mantener el ritmo sincopado en base a la letra “i” (construido por los vocablos “three” y “theet”). Pezzoni, además, elimina la segunda deconstrucción en sílabas del nombre ante la imposibilidad de reorganizar el juego original.
En el siguiente fragmento de un documental francés sobre Vladimir Nabokov, el propio autor lee el inicio de Lolita, en inglés y ruso, al tiempo que le dispara a Thomas Mann y William Faulkner, caza unas mariposas y juega al ajedrez con su amada Vera.

2 comentarios:

Eduardo Valdés dijo...

¿Qué problema tenía Nabokov con Faulkner? Yo siempre pensé que V.N. sentía gran respeto por el creador del condado de nombre larguísimo?
Un abrazo,
Eduardo

Martín Bentancor dijo...

Me parece que Nabokov decía algo así como que Faulkner era un naturalista con ínfulas o un regionalista menor. La descalificación es tan grosera que yo tiendo a creer que Nabokov bromeaba. Un saludo.