sábado, 15 de agosto de 2009

Estación Hawksbill

La Estación Hawksbill es una prisión a la que van a dar los más peligrosos presos políticos. Cuando a inicios del siglo XXl, el tiránico gobierno síndico de los Estados Unidos se vio amenazado por un brote revolucionario que intentó derrocarlo, sólo confió en el invento del matemático Edmond Hawksbill. Apresó a los líderes revolucionarios, anarquistas, promotores de revueltas y teóricos de la revolución y los mandó a la Estación Hawksbill. Esta prisión tiene muchas particularidades pero la más importante es que se encuentra emplazada en el pasado; exactamente en las postrimerías del período cámbrico, mil millones de años atrás.
Enclavada en el centro de una zona rocosa, sin vestigios de vegetación o de vida animal, la Estación Hawksbill recibe a los prisioneros con una contundente realidad: no existe la posibilidad de regresar al futuro (el presente que acaban de abandonar), o sea, el Arriba.
Todo esto lo cuenta el escritor neoyorkino Robert Silverberg en su novela Estación Hawksbill, uno de los libros de ciencia ficción más demoledores, destinado a transgredir las fronteras duras del género y a constituirse en una suerte de tratado político que, partiendo del concepto básico de libertad, avanza por los cimientos del sistema democrático erosionando a su paso cualquier noción establecida de Estado o Gobierno. Emparentada, en lineas generales, con 1984 de Orwell (libro que algunos de los prisioneros comentan en su prisión de piedra calcárea), Estación Hawksbill tiene mucho de algunas visiones paranoicas de Philip K. Dick y dialoga con una de las últimas novelas de éste (y una de sus mejores obras), Radio Libre Albemuth, publicada en 1985.
Estación Hawksbill narra, en lineas generales, el fracaso de una revolución - que es el fracaso de todas las revoluciones - y el profundo desencanto que el tiempo le otorga a las causas perdidas. El Tiempo es el gran protagonista de la novela y no sólo por el recóndito punto temporal al que son enviados los personajes sino también por el empleo que de cada segundo, minuto u hora realizan aquellos que tienen el poder. Eso es algo que conoce bien Jim Barret, uno de los personajes más importantes de la novela:
"Según la teoría, muy razonable por otra parte, si se priva a alguien de todos los estímulos sensoriales se le reduce la individualidad, y por lo tanto su tendencia a la obstinación. Tápónale las orejas, tapónale los ojos, mételo en un baño caliente de nutrientes, envíale comida y aire por conductos plásticos, déjalo flotar ociosamente, como su estuviera en el útero, día tras día, hasta que se le pudra el espíritu y se le erosione el ego. Barret entró en el tanque. No oía. No veía. Poco tiempo después no podía dormir.
Acostado allí en el tanque, se dictó su propia autobiografía, un documento de varios volúmenes. Inventó juegos matemáticos de gran complejidad. Recitó los nombres de los estados de los viejos Estados Unidos de Norteamérica y trató de recordar los nombres de sus capitales. Revivió escenas que habían sido culminantes en su vida, alterando de vez en cuando el guión.
Después hasta pensar le costaba, y se dejó flotar a la deriva en la marea amniótica. Llegó a creer que estaba muerto, y que aquello era la otra vida, el descanso eterno. Pronto su mente entró en una renovada actividad, y esperó ansiosamente que lo sacaran del tanque y lo interrogaran; después esperó con desesperación, y después espero con furia, y después, sencillamente, dejó de esperar.
Después de algo así como ochocientos años, lo sacaron del tanque".

1 comentario:

Gustavo dijo...

Hola: acabo de leer Estacion Hawsbill, el libro que tan acertadamente comentas y si bien su parte mas, digamos, "politica" esta narrada con brillantez, el final deasiado abrupto, tan "happy end" crea un anticlimax que resta varios puntos. Durante la lectura no podia evitar sentir intriga por la forma en que se resolveria la cosa y todas mis conjeturas apuntaban a un final mas dramatico y desolador (tu que leiste la historia te imaginaras a que me refireo)de modo que la forma en que Silverberg resuelve la situacion me parecio demasiado simplista (todo se resuelve en las dos paginas finales, como si lo apurasen para entregar la novela) De todos modos es muy recomendable para los aficionados a la Ciencia Ficcion mas adulta y plantea muchos interrogantes en el lector.

Saludos
Gustavo